Desprenderse del pasado
Este es un ejercicio muy
importante que se debe repetir cada siete meses, o cada vez que se considere
necesario. Es conveniente desprenderse de todos los utensilios o artefactos que
no funcionan o que no se utilizan en la casa.
No es bueno conservar ropa que no se va usar,
libros o revistas que no se van a leer u otros objetos que no cumplan una
función útil.
Se puede vender, donar o regalar aquello que
uno no necesita más. Es importante dejar lugar para lo nuevo.
Tiene que haber cierto espacio vacío en la
casa porque, de lo contrario, lo nuevo no puede entrar. Si se acumulan muchas
cosas viejas en la casa significa que se vive atado al pasado, a los recuerdos,
y eso no permite el cambio.
Se debe conservar solamente
aquello que es útil, positivo y necesario.
Hay objetos antiguos que
pueden ser muy útiles; no intérpretes que lo viejo es malo porque,
definitivamente, no es así. Solamente aquello que ya no te sirve puede llegar a
ser malo. Despídete de todo lo que ya no usas con amor. Bendícelo y hazlo
circular.
De acuerdo con lo que llevamos por dentro,
atraemos a personas y situaciones. Esto significa que todo lo que nos ocurre,
bueno o malo, está reflejando pautas de pensamientos guardadas en nuestra
mente.
Las personas buenas, que nos
quieren y ayudan, reflejan la parte más favorable de nuestra conciencia,
mientras que aquellos que nos generan problemas, nos envidian o nos pelean
están reflejando la parte más oscura de nuestra propia conciencia.
Dicho de otra manera, las
personas que son más negativas solamente vienen a nuestra vida para “hacernos
el favor” de recordarnos que tenemos ciertas pautas mentales que sanar.
Si una persona tiene una pareja que la
maltrata, le miente, la engaña y demás, esa pareja está reflejando lo que la
otra persona cree del amor o asocia a la idea del amor.
La solución en este caso no es cambiar de
pareja, sino cambiar de idea. Si el cambio no se produce por dentro, entonces
la persona volverá a elegir otra pareja que volverá a maltratarla.
Esta idea es difícil de asimilar porque es más
fácil encontrar al “culpable” fuera de nosotros. Cada uno tiene al perfecto
culpable de su propia infelicidad: su pareja, alguno de sus padres, sus hijos,
su jefe, sus amigos, sus vecinos; si eso no alcanza, se culpa al presidente, al
mal tiempo, a la economía, o a la mala suerte.
Para crecer, primero debes
aceptar la responsabilidad de tu propia vida.
De esta manera, evitarás encontrar un culpable
externo a tus propios problemas. Tampoco es necesario que te sientas culpable
por lo que te sucede. Sólo tienes que sentirte responsable, saber que algunas
pautas de pensamiento erróneas te están llevando a elegir mal. Una vez que
cambies tus pensamientos, cambiarás tu vida. A partir de ahora, cada vez que
surja algún problema es conveniente que te preguntes a ti mismo: “¿Qué
significa esto en mi vida? ¿Por qué o cómo estoy creando esta situación?”. De
esta manera, descubrirás la creencia que te ha llevado a vivir tal situación.
Para cambiar dicha creencia deberás poner en práctica todo lo aprendido en el
principio del mentalismo. Cuando una creencia nueva y positiva se afirme en tu
conciencia, aparecerán las personas o las situaciones externas que te lo
confirmarán. En síntesis, puedes considerar tu situación actual como un espejo
de tu estado interno.
Tienes lo que te corresponde
Según el principio de correspondencia, cada
uno de nosotros tiene lo que le “corresponde”. Cuando veas a alguien que posea
una fortuna, tienes que saber que esa fortuna le corresponde, lo entiendas o
no. También es cierto lo contrario: cuando veas a alguien que vive en la
pobreza, esa pobreza le “corresponde”. Esto no significa que exista una
selectividad en la mente de Dios. El no ha seleccionado quien va ser rico y
quien va a ser pobre. La selectividad existe solamente en las mentes de los
humanos; cada uno ha elegido ser rico o ser pobre.
La pobreza no es un problema de dinero sino de
conciencia. Si tienes problemas de dinero, debes saber que hasta que no cambies
tu mentalidad de “pobre” la riqueza no podrá manifestarse en tu vida. Se
sugiere que no preste dinero a aquellos que tienen problemas económicos. Si
prestas dinero a alguien que tiene una deuda, lo más probable es que solamente
lo ayudes a agrandar su deuda original. La solución es ayudarlo a cambiar su
pensamiento, enseñarle a pensar en términos de prosperidad y no de carencias.
Las deudas se generan por culpas y son una forma de autocastigo. Si quieres
salirte de tus propias deudas o ayudar a otro a hacerlo, deberás aprender a
perdonar.
La mayoría de las deudas se generan por querer
acceder a cosas que todavía no están ganadas en conciencia. Esto significa que
estas apurando el proceso e internamente aun no has aceptado aquello que estas
adquiriendo en el plano físico. Las tarjetas de crédito te “ayudan” a
endeudarte porque te permiten acceder con rapidez a tu deseo. Cuando el deseo y
la conciencia están de acuerdo, puedes acceder a lo que quieres sin endeudarte.
Recuerda que la mente es como un terreno
fértil donde siembras tus “semillas” o deseos. Cuando una planta nace, es muy
débil y pequeña; pero si la riegas y la cuidas, entonces crecerá como un árbol
y te dará flores y frutos. Es imposible que una planta te dé sus frutos apenas
nace. Lo mismo ocurre con tus pensamientos. Si los repites, cuidas, visualizas,
y los mantienes en el tiempo, se materializan y te dan sus frutos. Si tu deseo
es adquirir una casa con cinco habitaciones y actualmente vives en una casa con
una sola habitación, tendrás que “trabajar” esa idea, darle tiempo a que madure
en tu conciencia hasta que la sientas posible y verdaderamente tuya. Entonces,
aparecerá la posibilidad más cómoda de acceder a ella. Cuando aceleras el
proceso porque tu ego te dice que se te pasa el tiempo, contraes deudas.
Además, de acuerdo con este
principio, el cuerpo físico nos envía señales muy concretas acerca de si lo que
estamos viviendo será bueno o malo para nosotros. Estas señales son muy simples
y fáciles de entender. Cuando estas frente a algo que será bueno para ti, el
cuerpo te envía una señal de comodidad. Te sientes tranquilo, en armonía, en
paz y con entusiasmo.
Por el contrario, cuando estas frente a algo
que te puede perjudicar, la señal es de incomodidad. En este caso el cuerpo se
pone tenso, los músculos parecen estar listos para actuar y defenderte de algún
peligro, no puedes descansar ni disfrutar. Si te guías por esas señales básicas
de tu cuerpo jamás te equivocaras.
Además de tener un cuerpo físico, cuentas con
lo que se llama “cuerpo emocional”. Este cuerpo tiene la habilidad de reconocer
en el primer instante en que entras en contacto con alguien si esa persona te
hará bien o mal; la mezcla de energías produce una reacción química inmediata,
muy clara y acertada. Por eso, siempre debes prestar atención a tus “primeras
impresiones”. Desde el primer momento, podrás saber si tu actual pareja, amigo,
jefe, vecino, o una persona que frecuentes serán una influencia positiva o
negativa para ti.
Esto también es cierto con la
energía de ciertos lugares.
Hay lugares en los cuales te sentirás muy
cómodo; hay otros que querrás abandonar inmediatamente después de haber
llegado. Hazle siempre caso a la sensación que recibas. Es probable que tu
lógica te señale un montón de razones en contra de lo que estas sintiendo; sin
embargo, tu ser interno va más allá de la lógica y puede ayudarte a evitar
problemas futuros.
Quizás al leer esto último recuerdes alguna
situación en la que sentiste de antemano que cierta persona o lugar no eran
adecuados para ti; sin embargo, no le hiciste caso a esa percepción y más tarde
sufriste las consecuencias. Si ya has vivido la experiencia, tómala a tu favor
y prométete a ti mismo escucharte más.
Por Mirna Larios